Era el día. Parecía que todos los  hados se habían puesto de acuerdo para que el partido del sábado fuera extraño: comparecíamos solo con 8 jugadores por caprichos del calendario, tuvimos que estar más de una hora esperando para que el responsable del campo llegara y abriera el pabellón de Reus, donde se había de disputar el partido por no disponibilidad del campo habitual del Cambrils, y  además la pista tenía más de patinaje que de uso para la práctica de nuestro deporte. Resultado: despiste general, salimos desconcentrados, nunca entramos en el partido, sufrimos innumerables errores, y ello nos pasó factura en el resultado.

Primera parte en la que, pese a lo relatado, mantuvimos el empate en el marcador a la finalización de la misma (11-11), pero en la segunda, todavía fueron mayores los despropósitos, unido a que, con la aplicación de un criterio arbitral bastante riguroso, no conseguimos estar mucho tiempo con todos los jugadores en pista, es más, con dos expulsiones por acumulación, hubimos de acabar el partido con un jugador menos.

Eso sí, nada de lo ocurrido justifica la derrota más allá de que nuestro juego, errores  y falta de concentración en el partido fuera el primera y principal causa.

Como nota positiva sí que hemos de destacar que, pese a todo, la actitud del equipo siempre fue la de luchar por los dos puntos, es más, con cuatro goles por debajo del marcador, y tres jugadores de pista más el portero, aun se le consiguió recortar dos goles de ventaja, y poner al Cambrils en aprietos al final.

En resumen, experiencia para aprender, y a seguir trabajando.